Quantcast
Channel: dcode fest – bSides
Viewing all articles
Browse latest Browse all 5

Suede salvan el DCode 2015

$
0
0

Una de las cosas que la edición de 2015 del DCode ha demostrado, es que Madrid tiene público de sobra para atender un evento de estas magnitudes, e incluso mayor. Fecha ideal, tanto para tener a todo el mundo disponible tras las vacaciones, como por la temperatura, al menos este año. Lo único que hay que añadirle es una buena organización y un cartel bien estructurado y llamativo. Conjugando bien todos esos elementos, la capital dejará de estar coja, y revertir las décadas de vaivenes y pasotismo de las autoridades culturales que han llevado a que la música alternativa no cuente con su gran festival en Madrid. Aún estamos a tiempo, y las sensaciones son inmejorables.

Aviso: esta crónica no está ilustrada con imágenes porque la (amable) organización del DCode no solamente no acreditó a nuestra fotógrafa para tomarlas, sino que esperó a las tres de la tarde del viernes anterior (esto es, menos de 24 horas antes de la apertura oficial de puertas del festival) para notificar dicho hecho, con todas las complicaciones que ello conllevó (nos consta que esta actitud se reprodujo en tiempo y forma con otros muchos medios de comunicación). Lamentamos profundamente esta falta de seriedad por parte de los organizadores que, por desgracia, se extendió a otras muchas facetas del festival. Os contamos, no obstante, como transcurrió el festival, no porque queramos hacerle publicidad, sino porque estamos aquí porque nos gusta la música.

Pero hasta que eso llegue, el DCode sobrevive en un formato de un día que arrancó el pasado sábado a hora de festival inglés, teniendo sus primeras actuaciones a las doce de la mañana. Eso sí, lejos de clausurar pronto, la fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada, sin dejar notar que hiciera mella la caída de Sam Smith, al que se vendió como uno de los grandes cabezas de cartel. No deja de sorprenderle a uno que una estrella reciente, mediática, promocionada en Gran Bretaña para satisfacer a un público adolescente, por todo ello y por estilo, tuviera cabida en un evento como este, y probablemente, para el asistente medio, su baja no debió ocasionar ningún cataclismo emocional. Y sin embargo la otra cara de la moneda es que había mucha gente que únicamente, o casi, estaba allí para ver a este muchacho. El disgusto que se llevaron un buen puñado de jovencitos y jovencitas -muchos de ellos extranjeros-, y los pacientes padres que acompañaban a quienes aún no están en edad, fue morrocotudo. Aún cuando la noticia ya corría hacia las seis de la tarde por las redes sociales, a las nueve de la noche las primeras filas del Escenario Dcode seguían pobladas de chavalada que aún no se había enterado, pues el festival no hizo un anuncio público e in situ, ni a través de megafonía, ni de las múltiples pantallas gigantes con las que contaba. La cobardía de los organizadores fue absoluta cuando fue Luis Alberto Segura, L.A., quien tuvo que dar la cara para explicar que él ocuparía el lugar de Sam Smith en el cartel.

Wolf Alice

Nuestro recorrido tenía su primer subrayado en rojo a la una de la tarde, donde en el Escenario El País Tentaciones estaban programados los londinenses Wolf Alice, cuarteto que ya nos dejó un estupendo sabor de boca en el FIB2014, y que después de su debut en LP, My Love is Cool (2015), están causando sensación allá donde van. Confieso que aún no he logrado digerir bien el giro dado con este su primer disco, después de lo que se les venía viendo hacer en sus anteriores EP’s, y con jolgorio tengo que decir que no hay nada que temer. Wolf Alice siguen explotando esa magia que tienen las bandas que te enganchan en directo, y los temas nuevos, de un disco en principio más blandito de lo que esperábamos, ganan toneladas cuando los chicos elevan la intensidad rockera y construyen su concierto del modo en que lo hacen. Todo, lo de antes y lo de ahora, sonó estupendo, llevándose la palma Blush, con la que el público interactuó por iniciativa propia, logrando emocionar a Ellie Rowsell, que nos dedicó multitud de sus preciosas sonrisas rubias. Les quedan armar un par de himnos y serán enormes. Tienen madera y en febrero los tendremos de nuevo por aquí.

The Parrots

Nuestro primer contacto con los Parrots también fue en el FIB2014, y fue una de esas notas de color y salvajismo sonoro que se echaban en falta en aquella edición. Junto a los Nastys, llevan años encargándose de prenderle fuego a Madrid y ser los gamberros musicales oficiales de la capital. Esta vez llegaban con su primer LP bajo el brazo, Weed For The Parrots (2015), su pequeña legión de fieles, encargados de liarla parda con mucha diversión en las primeras filas, y sus eternas ganas de pasarlo bien a base de rockn’roll y algo de embriaguez. Pero la diversión que ofrecen, y la sorpresa que causan a los que no les conocen, pronto puede empezar a resultar monótona si no se aplican en encontrar canciones que rompan la línea general y marquen la diferencia. Buenos, sí, pero demasiado planos en su propuesta. Quizá sea que Wolf Alice pusieron el listón demasiado alto y demasiado temprano, pero acabamos echando en falta más variedad.

Gold Lake

Otra banda de Madrid para ver todavía con la pizza bajando por la garganta, todavía en el escenario pequeño y a unas tres de la tarde a las que empezaba a hacer calorcillo. “¿Escenario pequeño?”, dirán algunos. “Si yo los vi en el escenario grande a las cinco de la tarde”. Y será muy cierto: Gold Lake tocaron dos veces casi consecutivas para cubrir el descalabro de horarios que se produjo cuando a las Hinds se les retrasó un avión y Sam Smith tuvo la mala fortuna de ponerse enfermo (ojo, Gold Lake no están mal, pero será por bandas en Madrid que están deseosas de ser llamadas, aunque sea en el último momento, para cubrir un hueco en algo como el DCode. Falta de visión, de organización y/o de agenda por parte de los organizadores). En fin, que Gold Lake tienen una propuesta muy atractiva, con un álbum de debut, Years (2014), que aúna bien épica y atmósfera y que a quien escribe estas líneas le recuerdan mucho a The Jezabels. La referencia es buena, pero en directo pincharon un poco: el sonido de las guitarras atronando y cubriendo en absoluto una voz que tampoco parecía muy capacitada para reproducir los bellos pasajes del disco se fue volviendo repetitivo. Como para verlos dos veces.

Flo Morrissey

Con 20 años esta londinense venía al DCode como una de las grandes promesas del festival. Delicada, tierna, con un par de temas hermosos en su álbum de debut Tomorrow Will Be Beautiful (2015) y una voz y maneras que recuerdan podemosamente a los primeros tiempos de Anni B. Sweet, que tanto gusta por estas tierras. Muy adecuada la de Notting Hill para tumbarse en el césped y descansar mientras en la lejanía se distingue una tierna tonada, pero tampoco ofreció mucho más.

Neuman

Primera gran cita del día en el Escenario DCode, firmada por esos murcianos a los que por aquí queremos tanto. Paco Román y los suyos salieron a escena en un momento en que el sol asomó por entre las nubes para recordarnos que, en septiembre, el astro aún pica en Madrid. Ya empezaba a llegar la gran masa que hizo colgar el cartel de todo vendido, y podría considerarse que el concierto de Neuman era, para muchos, el inicio de la fiesta. Y aunque impusieron una marcheta a medio gas, reduciendo las velocidades de las canciones, haciéndolas más cansinas y progresivas, acordes a la hora de la siesta, volvieron a demostrar que son de lo mejorcito del rock alternativo nacional, y una de las bandas en mejor forma desde que alumbraron If (2014), disco en el que se centró la actuación. Y la gente ya estaba con muchas ganas de pasarlo bien.

The Vaccines

Y si querían cachondeo, ahí estaban Justin Young y los suyos para desatar las hostilidades. A esa hora ya había comenzado el reajuste de horarios por la baja de Sam Smith. Gold Lake habían vuelto a tocar en el Escenario Heineken, Hinds habían demostrado que el desparpajo está muy bien, pero poco a poco habrá que mejorarlo con técnica, y Natalia Lafourcade había puesto el granito de arena mexicano a la fiesta madrileña. Ya era bastante complicado el trasvase de gente entre los dos escenarios principales, y los Vaccines eran los encargados de despedir al sol. Por desgracia, las carencias de su último trabajo, English Graffiti (2015), se dejan notar en un grupo que podía armar un recital a base de trallazos pop consecutivos, y que lo ha hecho desde que los conocemos. Ahora, las debilidades de sus nuevos temas dejan sus conciertos un tanto agujereados, y solo los más fans gozaron a pleno. Por las filas más alejadas, se percibía cierto desconcierto y frialdad, que esperemos se enderece en próximos tiempos. Los hits de aquel cada vez más lejano What Did You Expect From The Vaccines (2011) (Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra) o Wetsuit) que, paradójicamente se presentó en España en la primera edición del DCode, o los pocos momentazos de Come Of Age (2012) (como Bad Mood) ya no son suficientes para que The Vaccines sean capaces de armar un concierto memorable.

L.A.

A Luis Alberto Segura le cayó de marrón de salir a escena y enfrentarse a un montón de caras atónitas que esperaban a Sam Smith. Incluso lágrimas hubo, y afortunadamente, nadie la pagó con el mallorquín y su banda, que salió allí para ejecutar con pulcritud y profesionalidad su honesto directo. Un grupo de esos que, aunque no sea tu rollo, ni te llegue, ni te emocione, gusta ver por lo bien que hace su trabajo. Huelga decir ante ello que, quienes sí son fans de L.A. lo pasaron estupendamente ya que estos pudieron hacerse cargo con From The City to The Ocean, su último disco lanzado allá por mayo, de uno de los tramos más largos asignados durante el festival a una banda.

Suede

Ni nos movimos del Escenario DCode, no había duda, mientras Supersubmarina ponía patas arriba a los suyos, que son muchos, aquí algunos ya estamos mayorcitos y en el Escenario Heineken, nosotros protegíamos nuestro lugar de privilegio en primeras filas para recibir a Suede. Y es que desde Wolf Alice, ya eran muchas horas sin que nada nos emocionase de verdad. Esta era nuestra apuesta, y esta fue, sin atisbo de duda para nosotros, la actuación del día. Ya os lo contamos cuando rindieron visita a Madrid hace casi dos años, Suede se han reencontrado, superadas la heroína y la anorexia, Brett Anderson está espectacular y mejor que nunca, que ya es decir, y su directo, en formato festival, fue un pelotazo sin apenas descanso, en el que repasaron sus legendarios himnos de todos los tiempos, desde su debut, hasta Bloodsports (2013), e incluso nos mostraron I Can’t Give Her What She Wants, adelanto de Night Thoughts nuevo disco que saldrá en enero. Ni los formatos acústicos, ni los momentos acapella, ni las baladas, que también se colaron en su setlist de 17 temas, hicieron perder el pulso, perfectamente encajadas y calculadas, y completar así un show digno de recordarse. Vivan las viejas glorias que casi nunca fallan porque lo hacen dejándose la piel sobre el escenario como el talludo quinteto de Londres. No solamente Anderson se desmelenaba hasta el extremo, se pega baños de masas y te permitía sostenerle la mano mientras su voz inunda el recinto, impasible los empujones del público; sino que es que hasta el bajista, Matt Osman, no paraba de sonreír, de marcarse enérgicos bailes y de, en resumen, usar todo su cuerpo para extraer sonido de su intrumento. Si es verdad que los años pasan por todo el mundo, a mi que me cojan como a Suede.

Foals

Mientras Izal acentuaban nuestra sensación de que no comprendemos muy bien el por qué de ciertos éxitos, nos preparábamos para la que sería, para nosotros, nuestra última actuación del día. Muy esperada, además, pues Foals lo andan rompiendo con What Went Down, su nuevo disco recién salido del horno, y que contiene temazos como Mountain At My Gates para completar su discografía. Una banda a la que hemos visto unas cuantas veces en los últimos años y de la que, sinceramente, esperábamos más. Hay que tener en cuenta, no obstante, que estos redactores ya estamos mayorcitos, y que tras llevar desde antes de la una del mediodía en el recinto, “hacer tiempo” mientras Izal desgranaban unos éxitos que ni nos van ni nos vienen para, a las dos de la mañana, ver a los de Oxford, acabó con nuestros cuerpos serranos hecho puré. Y de esta guisa Foals se empeñaron en ofrecer un concierto lento, de tensiones largas y estiradas que parecía no llegar a ningún sitio ni terminarse nunca. No fue hasta el último tercio de la actuación, con la introducción de la siempre bella Late Night, que la actuación empezó a despegar para romper, si se puede llamar así al ligero incremento en la intensidad emocional que imprimieron al concierto, con What Went Down. No sé si esperábamos más o sencillamente estábamos cansados, pero a nuestro alrededor las caras eran de falta de interés absoluto por lo que estaba sucediendo en el escenario. El caso es que ahí donde Foals en otras ocasiones nos han parecido una ruidosa delicia, un sublime espectáculo de guitarreo y tensión, aquí nos pareció que el tiempo no pasaba lo suficientemente deprisa.

No llegamos a Crystal Fighters, ya los hemos visto un buen puñado de veces y estamos seguros de que bastará que leáis nuestra crónica del último Benicàssim para haceros una idea de lo que hicieron. Nos fuimos por donde habíamos llegado, pensando que al final solamente Suede, Neuman y Wolf Alice (bandas a las que, por cierto, ya habíamos visto todos) merecieron verdaderamente la pena; y con los habituales problemas del DCode para encontrar un medio de transporte con el que volver a alguna zona céntrica de Madrid. Un año más, y ya van unos cuantos desde que The Killers pusieran el festival patas arriba en 2012, el campo de rugby de la Complutense se ve obligado a dar cabida a más público del que realmente cabe. El tránsito de un escenario a otro se vuelve imposible y la certeza de que no hay un buen motivo para explicar el por qué el DCode no dura dos días, cada vez más palpable. Lamentamos, sobre todo por nuestros lectores, ofrecer la crónica sin fotos. Sabemos que es un tostón leerla así, pero nos da vergüenza a estas alturas poner las que sacamos con los móviles. Otra vez será.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 5

Latest Images





Latest Images